Introducción
En Ecce Homo , Friedrich Nietzsche afirmó que, de un extremo al otro, la historia no era sino la refutación experimental del principio del orden moral 1 ; Yuval Harari agregó que no hay pruebas que el desarrollo histórico mejore inevitablemente la condición humana 2 .
Que la historia no persiga fines morales no compromete su valor pedagógico. Los hombres son los mismos, al igual que sus pasiones; así, cuando las circunstancias son parecidas, similares causas suelen traer consigo similares efectos; los mismos hechos sugieren las mismas conductas.
Ello, es aplicable a las comunidades; en el siglo V a. de C., Tucídides advertía que los Estados actuaban movidos por el miedo, la prosperidad y el honor; quince siglos después, reemplazando "prosperidad y honor" por "interés y prestigio", la afirmación es válida. Analizar el pasado, permite avizorar el futuro 3 .
Al momento de escribir este trabajo Rusia ataca Ucrania, China intensifica sus incursiones en Taiwán, y avanza en el mar de China meridional, Israel combate en Gaza, Irán actúa a través de "proxys" en Medio Oriente, y Turquía influye en Asia Central. En África los militares europeos son reemplazados por rusos, y en Oceanía se reabren crisis ultramarinas. En América, Nicaragua y Venezuela se unen a la antigua Cuba.
Desde Europa estos conflictos constituyen desafíos con los que potencias diversas retan a un Occidente aquejado por divisiones internas. Son provocaciones a la hegemonía global estadounidense y constituyen, para algunos autores, un nuevo desafío sistémico, como el que representaron los socialismos nacionales a mediados del siglo XX.
De allí, la referencia a la década del 30 del siglo pasado expresada en interrogantes: ¿Apaciguamiento o confrontación?, ¿Chamberlain o Churchill? Se afirma que, si la respuesta --no necesariamente militar--, no es suficientemente contundente, los Estados desafiantes continuarán "probando" la voluntad de quienes defienden el orden internacional. Allí, encuentran su base las predicciones sobre una eventual TGM.
Estas aseveraciones ignoran que el apaciguamiento y la confrontación fueron precedidas de una coordinación entre Estados revisionistas, que condujo a que enfrentamientos diversos convergieran, y terminaran en una pugna sistémica entre defensores y retadores del orden internacional. Tres potencias se coaligaron para desafiar un orden internacional debilitado por la dispersión de sus defensores.
Este trabajo ilumina el proceso por el cual los Estados que desafiaban el "orden de Versalles" convergieron en un entendimiento, constituyendo un bloque que se enfrentó en la SGM. Esta convergencia estuvo determinada por factores externos e internos.
1937 fue un año bisagra donde se concretó la coalición revisionista. En Europa central, en el Mediterráneo, y en Asia, se sucedieron los antagonismos que prefiguraron la guerra.
No se trata de discutir la culpabilidad de la SGM; la responsabilidad de Adolfo Hitler y de Alemania, y de los militares nipones y del Japón es clara. Se trata de describir el proceso que constituyó una coalición revisionista para superar el orden de Versalles, enfrentando la debilidad de las potencias que lo defendían.
Primera parte: el orden de Versalles
La Primera Guerra Mundial (PGM) destruyó el orden de Viena (1815), edificado en torno a los imperios europeos. Rusia, Austria-Hungría y el Imperio otomano sucumbieron a la derrota, y la revolución, y Alemania cedió al agotamiento. En su lugar, los vencedores de 1918, dirigidos por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, reorganizaron el mundo.
La construcción de un orden
En una perspectiva realista todo orden basa su estabilidad en el axioma de Las Troyanas , "el vencido debe aceptar su derrota, y el vencedor moderar su victoria". En ello, el orden de Versalles carecía de sustento. Alemania emergió de la guerra casi intacta, mientras sus rivales orientales (Rusia y Austria-Hungría) desaparecían. Asimismo, los aliados impusieron cláusulas que los vencidos consideraron "excesivas" 4 .
En 1918 el consenso era no repetir la guerra; vencedores y vencidos debían convivir en el nuevo orden internacional. Para ello, se recogieron elementos del idealismo wilsoniano, y se estableció una superestructura: la Sociedad de las Naciones (SDN).
Sin embargo, en la estructura triunfó la "vieja diplomacia" pues el sacrificio de vidas y bienes imposibilitó cambiar el enfoque. Mientras en Europa occidental Alemania cedió territorios a Francia y Bélgica, en Europa oriental los Estados "sucesores" se instalaron a expensas de Alemania, Rusia y Austria-Hungría. En Medio Oriente, Gran Bretaña y Francia se repartieron el Imperio otomano, y las colonias alemanas fueron a Gran Bretaña, a sus Dominios y a Japón.
Sobre esta base Gran Bretaña y Francia --con la cooperación distante de Estados Unidos-- construyeron un nuevo orden euro-asiático, pues Europa era el centro de la política global.
La Conferencia de París fue el primer paso: rediseñó el mapa europeo, sancionó las transferencias de las colonias, y fijó reglas sobre las fuerzas armadas, la protección de los nuevos Estados europeos, y las reparaciones de guerra. Otros tratados complementaron Versalles, y se aprobaron acuerdos sobre deuda. En 1921 este orden fue afectado cuando Estados Unidos no ingresó a la SDN.
Coetáneamente se enfrentó la cuestión alemana, que tenía un componente territorial (Weimar no reconocía las pérdidas territoriales al este 5 ), un componente económico (las reparaciones), y un componente de seguridad derivado del victimismo germano ante el "expansionismo" francés.
La crisis estalló en 1923 cuando Francia y Bélgica ocuparon el Ruhr. La respuesta alemana combinó la resistencia pasiva con la emisión incontrolada, provocando hiperinflación. La solución fue negociada: un nuevo gobierno alemán abandonó la resistencia, y mantuvo el pago de reparaciones, mientras el mundo ayudó a estabilizar la economía alemana --con préstamos estadounidenses--, y a renegociar los pagos.
El gobierno británico promovió una acción mediadora entre Francia y Alemania. Con la promesa francesa de no invadir Alemania y la alemana de no invadir Francia, persuadió a Italia para garantizar ambos compromisos. Ello derivó en el Tratado de Locarno (1925) que permitió a Alemania integrarse a la SDN y obtener un asiento permanente en su Consejo (con Inglaterra, Francia, Italia y Japón).
Paralelamente, en 1921, en Washington se estableció un sistema de seguridad en Asia oriental que incluyó un acuerdo de desarme naval entre Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, Francia e Italia, y una garantía a la soberanía china 6 .
La convergencia entre ambos regímenes abrió la posibilidad de buscar equilibrios mundiales a través de la SDN. Ello permitió reducir las reparaciones de guerra y establecer una Conferencia Mundial de Desarme, que reemplazaría el orden de Versalles.
En el intertanto Estados Unidos adoptó leyes migratorias restrictivas (1921). Buscando prohibir la inmigración proveniente de países empobrecidos por la guerra, la "Johnson-Reed Act" estableció una cuota total de inmigrantes de países extra hemisféricos (una reducción del 80% del promedio anual anterior a 1914), y cuotas nacionales que no podían exceder el 2% de la población de ese país registrada en el censo de 1890. Nacionalidades poco representadas (italianos, griegos, polacos, alemanes, chinos, japoneses y eslavos) vieron limitadas sus posibilidades de migrar. Los efectos fueron cuasi-sistémicos en la medida que países europeos y asiáticos asentaban sus modelos económicos en la "expulsión" de sus nacionales.
El antecedente económico de la crisis política. La tormenta de 1929
"La crisis de 1929 sembró el caos económico. Paralizó los intercambios comerciales internacionales, reforzó las tendencias proteccionistas, arruinó la frágil estabilidad europea y, al acrecentar la miseria y el desempleo, provocó importantes tensiones sociales" 7 .
Ello impactó la política. En 1931 la monarquía española fue reemplazada por la II República. En Estados Unidos, el demócrata Franklin D. Roosevelt (1932), se concentró en la economía.
En Europa central los Estados \"sucesores\", excepto Checoslovaquia, adoptaron regímenes autoritarios. Con economías y poblaciones pequeñas, y por temor al expansionismo ruso, esos Estados migraron de la alianza francesa a la órbita alemana. En Europa occidental la democracia liberal resistió a intentos de golpes de Estado; sin embargo, en Francia, hubo inestabilidad, y en ambas penínsulas surgieron regímenes fascistas.
A 1933 la agenda multilateral se concentraba en las reparaciones de guerra y el desarme. En junio de 1932 se logró un acuerdo estable sobre la deuda de guerra alemana.
Pese a que el régimen de naval de Washington estaba vigente, la cuestión global del desarme estaba detenida. Entre mayo de 1926 y enero de 1931 se había desarrollado la Comisión Preparatoria para la Conferencia sobre Desarme, que había concluido en un esquema de proyecto.
La Conferencia se reunió en febrero de 1932 y chocó con la divergencia entre la demanda francesa de seguridad, y la demanda germana de igualdad de derechos. En septiembre de 1932 Alemania se retiró de la Conferencia, lo que obligó a Gran Bretaña e Italia a dialogar con Francia, y acordar un comunicado conjunto, que reconocía el principio de igualdad de derechos a Alemania acordando discutir en la Conferencia su modo de aplicación; así, la limitación unilateral, sería reemplazada por un régimen que permitiría la paridad cualitativa 8 . Alemania volvió a la reunión y las discusiones debían reanudarse el 31 de enero de 1933.
Segunda parte: De aliado a desafiante. El camino japonés
[La confianza ciega en los aliados puede llevar a la traición más dolorosa.]{.smallcaps}
[Tucídides.]{.smallcaps}
Generalidades
Joven Estado en una antigua Nación, el Imperio japonés ingresó a la historia mundial bajo la presión de una flota estadounidense que forzó su apertura (1853), le hizo organizarse conforme a modelos occidentales 9 , y plantearse la cuestión de su posición en el mundo.
Hasta 1914 la política japonesa estuvo marcada por su enfrentamiento con China y con Rusia. En ambos casos, el conflicto terminó con la victoria japonesa 10 , convirtiendo al país en potencia asiática y luego en potencia mundial, vinculada con Occidente a través de un tratado con Gran Bretaña (1902), renovado en 1906 y en 1911 11 .
Este tratado llevó a Japón al lado de los aliados en la PGM; a cambio, Gran Bretaña y Francia aceptaron que Japón hiciera suyas las dependencias alemanas en el Pacífico. En 1914 las tropas japonesas obligaron a capitular a la guarnición germana de Shandong, y ocuparon las islas Marshall, Marianas, Carolinas y el archipiélago de Bismarck.
Luego vino China; el 8 de enero de 1915 el embajador japonés presentó al Presidente de China "veintiún demandas", que incluían la transferencia a Japón de los privilegios alemanes en Shandong, el reconocimiento de la "posición especial" de Japón en Manchuria, y una tutela japonesa sobre China.
Las "veintiún demandas" fueron rechazadas por China y mal recibidas en Estados Unidos, partidario de preservar la integridad de China, por razones políticas --simpatía por la república china--, y económicas --apetencias por el mercado chino--. Washington informó a Tokio que no reconocería sus ambiciones en China.
El enfrentamiento nipo-estadounidense estalló en la Conferencia de París cuando, ante la indignación japonesa, el presidente Wilson pidió el retorno de Shandong a China, y que las colonias alemanas fueran a Australia. La Conferencia asignó a Japón las colonias alemanas al norte del Ecuador --a Australia las del sur--, y postergó la decisión sobre Shandong 12 .
El antagonismo se precisó en la Conferencia Naval de Washington (1921) donde, bajo la premisa de reducir el armamento, se perfilaba la voluntad anglo-estadounidense de asegurar su supremacía marítima. Frente a la solicitud japonesa de paridad con Estados Unidos y Gran Bretaña, la delegación estadounidense propuso la paridad entre los países anglosajones y disminuir la flota japonesa. Japón se inclinó. Además, el tratado anglo-japonés fue reemplazado por un "Tratado de las Nueve Potencias" 13 para garantizar la soberanía y la integridad de China 14 .
Japón fue también afectado por la legislación migratoria estadounidense. Además, se produjo una cuestión especial: desde 1921 había un movimiento para restringir la inmigración japonesa cuyo fundamento se encontraba en una frase sugerida por la Corte Suprema (1922) cuando dictaminó que los japoneses no eran elegibles para nacionalizarse estadounidenses 15 . En diciembre de 1923 se presentaron al Congreso varios proyectos que prohibían la admisión de extranjeros no elegibles para la ciudadanía.
El embajador japonés protestó pues creía que Japón tenía derecho al mismo respeto que otras naciones. Igualmente, advirtió las "graves consecuencias" que tendría adoptar esta legislación, concepto reiterado en misivas intercambiadas con el Departamento de Estado. El 8 de febrero de 1924 el Departamento defendió la posición japonesa ante la Cámara de Representantes señalando que no valía la pena afrentar a una nación amiga.
Sin embargo, cuando la correspondencia se envió al Congreso algunos senadores entendieron la frase \"graves consecuencias\" como una amenaza, a la que se respondió con la ley de exclusión pese a los esfuerzos del embajador y del secretario de Estado. La relación bilateral sufrió un nuevo daño al despertar el resentimiento japonés.
Este incidente constituyó un factor geopolítico. Privada de la válvula de ajuste migratorio, la elite japonesa vio en expandirse en Asia la vía para garantizar su perennidad como Nación 16 .
El incidente de Mukden
La transformación japonesa fue un aspecto de la metamorfosis asiática en el siglo XIX. En China los cambios fueron traumáticos; una crisis con una dimensión interna --rebeliones que minaron la economía e hipotecaron la viabilidad del país--, y una dimensión externa, que la sumió en un proceso semi-colonial.
El levantamiento de Wuchang (1911), desembocó en la "Revolución de Xianhi" que destituyó al último emperador, Puyi (1912). La República nombró presidente al líder revolucionario Sun Yat-sen; sin embargo, la inestabilidad y el colonialismo pervivieron 17 .
En la década del 20 dos gobiernos rivales (Beijing y Nankín) disputaban el poder, mientras caudillos regionales obtenían sus rentas del territorio. Uno de ellos, el mariscal Zchang Tso-lin, comandante del Ejército del Nororiente, aprovechó la división para controlar las provincias nororientales 18 y, desde 1922, independizó de facto Manchuria. Los japoneses buscaron entenderse con Zchang Tso-lin y, a su muerte (1928) con su hijo, Zchang Hsue-liang.
La evolución china coincidía con una división en la elite japonesa. Los dirigentes políticos creían que la seguridad de Japón residía en fomentar el comercio y la cooperación con otras potencias 19 , incluyendo China, aun a costa de sacrificios en Manchuria. Los militares creían imprescindible controlar toda Manchuria.
En 1930 el Estado Mayor japonés señaló la necesidad de terminar con la influencia china en Manchuria, esbozando tres posibilidades: incrementar la presión sobre el régimen de Zchang Hsue-liang, sustituirlo por otro más cercano a Japón, o incorporar Manchuria a Japón. La primera tenía sus límites y comportaba el riesgo que el "joven mariscal" se acercara a China; la tercera iba al encuentro del mundo político japonés. Por ello, el Estado Mayor del Ejército del Kwantung 20 optó por la segunda.
Durante 1931 se acumularon las divergencias. Japón se preocupaba por la influencia soviética sobre las autoridades chinas, por el impago de los préstamos concedidos a China, y por el contenido antijaponés de los programas educacionales chinos. En relación con Manchuria, se inquietaba de la creciente presencia soviética en el Ferrocarril Transmanchuriano, y por la irresponsabilidad del "joven mariscal" que, desoyendo sus advertencias, había declarado su lealtad a Chiang Kai-shek. Japón no quería acoger nacionalistas chinos en Manchuria, que podían repetir estallidos de violencia como los de Hankow, Nankín y Tsinan 21 .
China creía que las concesiones otorgadas a Japón eran ilegítimas, y que se interpretaban abusivamente. Por ello buscaba recuperar el control de Manchuria. Otro reclamo chino se refería a la presencia de soldados japoneses como guardias de los ferrocarriles manchurianos, establecida en el tratado ruso-japonés de Portsmouth (1905). El retiro de las tropas rusas, en 1924, había bilateralizado esta divergencia.
En el verano de 1931 en la frontera chino-coreana se produjeron choques entre campesinos, que derivaron en disturbios anticoreanos en Manchuria, y antichinos en Corea. Las autoridades chinas impusieron el boicot de productos japoneses. Además, un grupo de militares japoneses, dirigidos por el capitán Shintaro Nakamura del espionaje del Ejército del Kwantung, que se presentaron como expertos agrícolas, fueron detenidos y fusilados.
Como quedó claro en los "Procesos de Tokio" (1946-1948), oficiales superiores del Ejército del Kwantung --actuando a espaldas del gobierno y en coordinación con oficiales de los ejércitos de Corea, Taiwán y del Estado Mayor Central--, organizaron una conspiración para ejecutar un atentado que justificase una intervención militar 22 .
El 18 de septiembre de 1931, a las 22.00 horas, en las cercanías de la ciudad de Mukden (actual Shenyang) se produjo un atentado a la dinamita en un tramo del Ferrocarril del sur de Manchuria gestionado por una compañía japonesa. Tropas japonesas acudieron al lugar y atacaron la guarnición china de la ciudad 23 .
Desde allí las tropas japonesas se dirigieron a ciudades cercanas, sin encontrar oposición, pero enfrentando a la diplomacia japonesa, cuyos cónsules intentaban dialogar con las autoridades locales, y enviaban a Tokio informes críticos sobre sus militares.
El gobierno japonés y el Estado Mayor Central se encontraron ante una encrucijada; los informes militares, publicados en la prensa, anunciaban la ocupación del territorio, mientras los informes consulares, reservados, advertían lo que parecía una conspiración. El 19 de septiembre el gobierno y el emperador ordenaron limitar las acciones militares; sin embargo, los militares ignoraron la directiva y otorgaron el mando operacional al Ejército del Kwantung que ocupó la provincia de Shengjing.
El 21 de septiembre la ocupación japonesa se extendió a Jiling. El comandante chino, Xi Qia, proclamó su independencia de China. El 22, pese a la oposición de Tokio, el Ejército de Corea cruzó la frontera completando la ocupación del sur de Manchuria.
El 23 de septiembre el gobierno aprobó renuentemente el presupuesto para sostener a las tropas del Ejército de Corea en Manchuria. El emperador finalmente dio su consentimiento a las operaciones. Los ejércitos del Kwantung y de Corea avanzaron hacia el norte conquistando toda Manchuria.
Mientras el gobierno japonés prometía replegar sus unidades, los militares organizaron una operación política para crear una Manchuria autónoma. En noviembre de 1931, los generales chinos Xi Qia y Zchang Haipeng rompieron con China, colaborando con los japoneses; el depuesto emperador chino, Puyi, desapareció de Tianjin y apareció en Mukden.
En febrero de 1932 un "Comité Nacional" destituyó a Zchang Hsue-liang y proclamó la independencia de Manchuria con el nombre de "Imperio del Manchukuo", nombrando a Puyi como emperador --lo que presentó como un regreso a las tradiciones chinas--. Bajo su autoridad nominal, y la conducción efectiva de los militares japoneses, Manchuria entró en un proceso de desarrollo industrial 24 .
Consecuencias internacionales del incidente de Mukden
Mukden alteró el equilibrio de fuerzas en Asia. China no reconoció la amputación de sus provincias nororientales y su debilitamiento favoreció el involucramiento de la URSS 25 .
Ante la injerencia soviética, los dirigentes japoneses buscaron el apoyo estadounidense encontrando la hostilidad de Washington, que opuso el "principio del no-reconocimiento", no aceptando ninguna modificación territorial impuesta por la fuerza.
El 21 de septiembre de 1931 el Gobierno de China recurrió a la SDN. El 30 de septiembre el Consejo de la SDN ordenó el retiro de las tropas chinas y japonesas de Manchuria, y el 24 de octubre demandó el retiro unilateral de Japón, proyecto bloqueado por el veto japonés 26 . En su lugar, el Consejo instituyó una comisión de encuesta sobre Manchuria, denominada "Comisión Lytton", en diciembre de 1931.
La Comisión Lytton visitó Japón, Manchuria y China durante el año 1932 27 . En junio, el parlamento japonés solicitó al gobierno reconocer al Manchukuo, lo que éste hizo en septiembre.
En octubre de 1932 el "Informe Lytton" hizo referencia a la intervención comunista en China, pero concluyó que la acción japonesa era injustificable. Fue aprobado por un comité de 19 miembros.
Pese a la enérgica reacción japonesa, el 24 de febrero de 1933, la Asamblea de la SDN aprobó el Informe Lytton, adoptó la fórmula del no-reconocimiento del Manchukuo y demandó a Japón terminar su presencia militar en Manchuria. La delegación japonesa se retiró de la reunión.
El 27 de febrero de 1933 Japón invadió la provincia de Jehol, anexándola al Manchukuo. En marzo de 1933 Japón se retiró de la SDN profundizando su alejamiento del orden de Versalles 28 .
Consecuencias internas del incidente de Mukden
Internamente, Mukden mostró la autonomización de los ejércitos japoneses en el continente, respecto del gobierno. Ello se exacerbó a medida que, a los fracasos de la diplomacia y la política, los militares oponían éxitos, el último de los cuales --Manchuria-- provocó una oleada de patriotismo.
El paisaje político fue alterado por la aparición de grupos nacionalistas que reclamaban regresar a las tradiciones ancestrales, rechazaban el espíritu mercantil y el liberalismo político, y enfatizaban la devoción al emperador y la capacidad de sacrificio al Bushido. Su aparición afectó el régimen de partidos políticos. Además, mientras el archipiélago sufría una recesión económica que el parlamentarismo no resolvía, el Manchukuo --feudo del Ejército--, conocía la prosperidad.
La inestabilidad se trasladó a la política; en febrero de 1932 fue asesinado el ministro de Hacienda, Unnosuké Inoue; en marzo fue el turno del administrador del grupo económico Mitsui, Takuma Dan; en mayo, del primer ministro Inukai Tsuyoshi 29 . Ello sumergió a Japón en una atmósfera de tensión.
Las fuerzas armadas también estaban divididas. Formadas a partir de clanes del siglo XIX, los cuerpos de oficiales habían conocido divergencias entre el Ejército y la Marina, y entre quienes prestaban servicio en guarniciones metropolitanas, y quienes servían en el continente. Estas divergencias cristalizaron en torno a dos escuelas de pensamiento: la Kodo-Ha , o "Escuela de la Vía Imperial", y la Tosei-Ha , o "Escuela del Control".
La Kodo-Ha representaba la tendencia de los oficiales de tropa, más jóvenes y de origen rural, impacientes por derrocar el régimen liberal y capitalista, y volver al sistema feudal. Eran cercanos a los grupos nacionalistas. En política exterior, su obsesión era la guerra contra la URSS y su mirada iba a Mongolia y Siberia oriental. Era el "golpe de espada hacia el norte".
La Tosei-Ha representaba la tendencia de oficiales de grado más elevado, miembros del Estado Mayor General, contrarios al feudalismo. Proponían un régimen de partido único, al que se subordinarían los medios industriales y económicos. En política exterior, promovía buenas relaciones con la URSS, y consideraba a China el área principal de expansión. Era el "golpe de espada hacia el sur".
A mediados de 1935, las diferencias estallaron cuando un oficial de la Kodo-Ha asesinó al Director de Servicios del Ministerio de Defensa, miembro del Tosei-Ha . El juicio por el asesinato agitó la opinión política y fue el preámbulo al motín, en febrero de 1936, de unidades de la Guardia Imperial conducidas por oficiales de baja graduación, pertenecientes a la Kodo-Ha . Los rebeldes reclamaron que el emperador asumiera la conducción del Estado.
Durante tres días el país estuvo paralizado; el Palacio Real estaba rodeado por los amotinados, cercados a su vez por fuerzas leales al gobierno. El emperador hizo recibir a los amotinados, y aceptó hacer "una política nueva con hombres nuevos". Con esa promesa los amotinados se disolvieron 30 .
La asonada fue una victoria del ejército, devenido pilar del régimen, mientras los líderes civiles se eclipsaban. La Kodo-Ha salió desprestigiada y sus líderes fueron reemplazados por miembros de la Tosei-Ha .
En marzo de 1936 se constituyó un nuevo gobierno, cuyos líderes eran los ministros del Ejército y de la Marina. Su programa incluía modificar la Constitución, reconociendo la soberanía absoluta del emperador; implementar una política enérgica para estabilizar Asia; aumentar el presupuesto militar y los impuestos a los grupos industriales; estabilizar la actividad nacional, e implementar el control estatal sobre las principales industrias.
Como la dirección militar estaba a cargo de la Tosei-Ha , se dio prioridad a la expansión en China. Esta aspiración suponía conflicto con Estados Unidos y Gran Bretaña; si en 1902 la oposición rusa se había enfrentado con la alianza británica, ahora se optó por el apoyo alemán.
En septiembre de 1936 el Agregado Militar de Japón en Berlín, Hiroshi Oshima, entró en contacto con Joachin von Ribbentrop, Consejero del Führer. Sus conversaciones concluyeron en el Pacto Antikomintern en cuya virtud las partes acordaban consultarse sobre las actividades de la Internacional Comunista, y sobre las medidas de defensa. Asimismo, invitaban a otros Estados a adherir al pacto 32 . Con ello, se dieron los primeros pasos de un alineamiento nipo-germano. Sin embargo, el Pacto Antikomintern no contenía cláusulas propiamente políticas o militares.
El 7 de julio de 1937, en Wanping, cerca de Beijing, una compañía japonesa que efectuaba maniobras en el puente Marco Polo recibió disparos desde un cuartel chino 33 . El comando japonés respondió ocupando la ciudad.
El gobierno chino envió nuevas tropas. Japón explotó el incidente y, el 17 de julio, exigió la retirada del ejército chino de la provincia. La respuesta china (19 de julio), indicó que Nankín no renunciaría a su soberanía sobre China del Norte y rechazó retirar su ejército.
Japón denunció la tregua de 1932 y, el 26 de julio, el Ejército de China Septentrional inició sus operaciones ocupando Beijing el 28.
Ello fue el preámbulo de acciones militares que se extendieron por China a gran velocidad; para fines de 1937, habían ocupado gran parte del norte de China. La expansión continuó en 1938, hasta incluir toda China del Norte, Wuhan y las provincias de Anhui y Jiangxi. Cuando el frente se estabilizó, Japón controlaba las ciudades más importantes --en el centro y este-- y las principales vías de comunicación.
La invasión japonesa fue condenada. En octubre de 1937 el presidente Roosevelt pronunció el "discurso de la cuarentena" donde advirtió que las naciones pacíficas debían unirse para defenderse de las "naciones agresoras", y señaló que cuando una enfermedad se expandía, las comunidades debían asociarse para imponer a los enfermos una cuarentena y evitar los contagios. El discurso intensificó el clima aislacionista en Estados Unidos. Aunque ningún país fue mencionado se interpretó como una referencia a Japón, Italia y Alemania 34 . Roosevelt sugirió la presión económica, respuesta contundente, pero menos directa que la fuerza 35 .
En noviembre de 1937 la diplomacia estadounidense invitó a reunirse a los países firmantes del "Tratado de las Nueve Potencias" 36 para condenar a Japón por violar el Tratado Briand-Kellog y justificar nuevas sanciones.
Ello no fue posible. Italia --acusada por Etiopía-- no apoyó ninguna sanción, al igual que Países Bajos, Portugal y Bélgica --que acababa de proclamar su neutralidad--; mientras Francia temía que Gran Bretaña se involucrara en una cuestión que la alejara de Europa. El encuentro terminó con una resolución vaga que condenaba la agresión japonesa, pero no involucraba sanción.
Cuando la conferencia terminó Japón no estaba aislado. A partir del Pacto Antikomintern , Tokio buscó converger con Berlín para establecer una base de cooperación concreta.
Las gestiones japonesas --que insistían en el carácter anticomunista de las operaciones en China-- chocaron con la Wilhelmstrasse para la que era difícil optar, pues Alemania había tenido buena relación con China, y lejana con Japón 37 .
El ministro de RR. EE. alemán Konstantin von Neurath tomó un camino intermedio. Prohibió las exportaciones de armas a China, y mantuvo la misión militar con la recomendación de observar neutralidad. Enseguida, indicó a Japón que el Pacto Antikomintern no se aplicaba al Kuomitang, y que retirar los oficiales alemanes no sería útil, pues serían reemplazados por militares soviéticos. Además, ofreció la mediación alemana, rechazada por ambos países.
Von Ribbentrop intervino ante Hitler haciendo valer las similitudes entre Alemania y Japón, el compromiso anticomunista japonés y la necesidad de dar contenido al Pacto Antikomintern . Hitler ordenó la ruptura con China y el retiro de la misión militar alemana. Con ello se abrió una vía para una alianza militar germano-japonesa, ampliable a Italia (que reconoció al Manchukuo en noviembre de 1937).
Tercera parte: De vencedor desengañado a desafiante. El camino italiano
[Las alianzas efímeras pueden ser más peligrosas que los enemigos declarados.]{.smallcaps}
[Tucídides.]{.smallcaps}
Generalidades
Habiendo alcanzado tardíamente su unidad nacional (1870) 38 , Italia abordó su posición en el mundo cuando éste ya estaba distribuido. En Europa, las "tierras irredentas" (habitadas por italianos) eran austro-húngaras 39 ; en África, los espacios estaban adjudicados, excepto Abisinia.
En 1885 Gran Bretaña reconoció la soberanía italiana sobre Assab 40 , e Italia ocupó el puerto de Massawa y el conjunto de la costa entre Assab y Ras Kasar, al que devolvió el nombre de "Eritrea". Desde allí su zona de influencia se extendió hacia el sur, llevando al Tratado de Ucciali (1889), por el cual el emperador etíope Menelik colocó su país bajo protectorado italiano. En 1891 Gran Bretaña reconoció el control italiano en el noreste africano.
Frente al avance italiano, Francia y Rusia apoyaron a Menelik que denunció el Tratado de Ucciali; ello provocó una expedición italiana sobre Etiopía aniquilada en Adua (1896); Italia debió reconocer la independencia de Etiopía y esa humillación reforzó el nacionalismo italiano 41 . También fue una lección: Italia debía tener apoyo británico y francés.
El entendimiento anglo-francés favoreció a Italia permitiéndole orientarse hacia el Imperio otomano. En 1900 Francia declaró no ver inconveniente a una acción italiana en Tripolitania; ello permitió que un cuerpo expedicionario italiano ocupara Trípoli y anexara Tripolitania, Cirenaica y Fezzán (1912).
En 1914 42 Italia negoció su intervención del lado aliado; por el Tratado de Londres (1915) Gran Bretaña, Rusia y Francia prometieron compensaciones territoriales 43 . La movilización dividió a los socialistas cuando dirigentes como Benito Mussolini promovieron la guerra a la que Italia entró en 1915.
En 1918 las esperanzas fueron decepcionadas. Aunque obtuvo Trieste, Tirol del Sur, y Rodas y las islas del Dodecaneso, Italia fue insatisfecha. El fin del Imperio austrohúngaro no compensó esta amargura que alimentó el mito de la "victoria mutilada" 44 .
El irredentismo se concentró en Fiume 45 , puerto húngaro, habitado por italianos (60%) y croatas. En 1918 la Conferencia de París propuso a Italia y a Yugoslavia crear un Estado independiente. Sin embargo, en el terreno se formaron dos consejos enfrentados y los desórdenes condujeron a la ocupación aliada.
El 12 de septiembre de 1919 el poeta Gabriele D'Annunzio ocupó Fiume con una columna de veteranos de guerra ( arditti ), obligando al retiro aliado. Aunque el impacto fue enorme, el gobierno socialista italiano rechazó reconocer la ocupación y, en noviembre de 1920, se creó el Estado libre de Fiume.
D'Annunzio se proclamó dictador de la "Regencia Italiana del Carnaro" y declaró la guerra a Italia. La crisis terminó cuando el ejército italiano lo desalojó en la "Navidad Sangrienta" (diciembre de 1920). Ello tuvo una derivada: la delegación italiana se retiró de la Conferencia de París, y Francia y Gran Bretaña se repartieron las posesiones alemanas en África.
La instauración del fascismo
El fascismo se instaló sobre los mitos de la "victoria mutilada" y la "amenaza comunista".
En las elecciones de noviembre de 1919 triunfaron los partidos Socialista y Popular (católico). El fascismo no obtuvo escaños.
Los socialistas gobernaron en crisis. Los sindicatos socialistas ocuparon fincas e industrias implementando la autogestión. Mientras los terratenientes eran expropiados, en las industrias se creaban consejos obreros según el modelo soviético.
Los sectores afectados (pequeñosburgueses agricultores, artesanos, comerciantes, proletariado industrial y agrícola, veteranos de guerra), se unieron al Fascio di Combattimento 46 liderado por Mussolini 47 . Rápidamente los fascistas organizaron squadre d'azione 48 para disputar la calle a socialistas y católicos. Solo en septiembre de 1920 el gobierno detuvo las tomas de fábricas.
La crisis interna y Fiume robustecieron al fascismo; el Partido Nacional Fascista (PNF) nació el 7 de Noviembre de 1921.
En octubre de 1922, con 50.000 squadristi reunidos cerca de la capital, Mussolini ordenó la "Marcha sobre Roma"; aunque las fuerzas armadas se aprestaban a enfrentar el ataque, el rey Víctor Manuel III no declaró la emergencia. Los "camisas negras" entraron a Roma el 30 de octubre y el rey encargó a Mussolini formar un nuevo gobierno que incluyó miembros de los partidos de centro y de derecha, militares y algunos fascistas.
La accesión al poder mediante compromiso institucional supuso que la Italia fascista se estableció gradualmente 49 sin alcanzar el totalitarismo. El Estado fascista controló áreas como la educación, pero coexistió con la Iglesia y el papado, y la monarquía y su vínculo con las fuerzas armadas.
La política exterior fascista
Hasta 1929 la política exterior estuvo subordinada a la política interna y a la economía. El Duce, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores, se enfocó en fortalecer su poder interno. Su actitud fue influenciada por la economía, y por las opiniones de los demás países sobre la Italia mussoliniana 50 . Además, el panorama internacional dificultaba alternativas políticas.
Mussolini no escribió un texto sobre doctrina y, hacia 1922, no había un plan de acción internacional fascista. Sin embargo, Mussolini se interesaba en política internacional defendiendo una perspectiva "darwiniana" donde la lucha (guerra) era un motor de la evolución. Además, Mussolini creía en la "victoria mutilada" y en extender la hegemonía italiana en el Mediterráneo y África.
Italia actuó de concierto con las potencias aliadas, y su política la acercó al Reino Unido. Ello permitió resolver la cuestión limítrofe con Yugoslavia 51 , y formalizar la soberanía italiana sobre Rodas y el Dodecaneso. En África, se revisaron los límites fronterizos en Cirenaica y en Somalia, y en el ámbito multilateral se firmaron los Acuerdos de Washington sobre desarme naval. Además, resolvió la cuestión religiosa con los Pactos de Letrán (1929).
También hubo fracasos; en 1923, Francia y Gran Bretaña patrocinaron el ingreso de Etiopía a la SDN y, en 1924, Italia fue afectada por la ley de inmigración estadounidense que detuvo el doble flujo 52 .
Ello hizo urgente la cuestión colonial; Italia requería colonias que dieran salida a su población excedentaria, y a su producción industrial, y proporcionaran a su industria materias primas pagadas en moneda nacional.
En 1929 se dio un cambio. El liderazgo fascista estaba decepcionado con la política exterior del Duce, percibido como titubeante en el tema colonial. Además, a fines de la década de 1920, la crisis dinamizó el panorama internacional.
Mussolini nombró a Dino Grandi --subsecretario de Relaciones Exteriores-- ministro. Grandi quiso dar a la política exterior italiana una mayor homogeneidad, agregando el concepto del "peso determinante" de Italia en el contexto internacional.
Gracias a una política que reflejara los intereses en Europa, la estrategia del "peso determinante" se dirigía a renegociar el orden internacional sobre la base de la imparcialidad entre Gran Bretaña y Francia, por una parte, y Alemania por la otra.
Italia lograría colocarse en esta posición arbitral gracias a un acuerdo ítalo-anglo-francés sobre las colonias (en África y en el Mediterráneo). Grandi era partidario de presionar a París y Londres a aceptar las solicitudes africanas de Italia, recurriendo a su papel como garante del orden de Versalles en Europa central.
Italia, primus inter pares en la resolución de las cuestiones europeas asumiría un rol de arbitraje; su equidistancia con los protagonistas de la política europea permitiría actuar como "fiel de la balanza" en las relaciones de poder. Esta estrategia generó rechazo en del PNF (por pacifista), y en la diplomacia europea (por ambigua).
Grandi impulsó la red consular y logró la exención del servicio militar para los hijos de los emigrantes italianos. Su primera reunión fue la Conferencia sobre Desarme Naval de Londres, donde confirmó la igualdad naval entre Italia y Francia (establecida en Washington). Este éxito continuó en la Segunda Conferencia de Ginebra (1932) donde Grandi respaldó las propuestas estadounidenses.
Sin embargo, Grandi no pudo evitar una declaración conjunta anglo-francesa que excluyó a Italia en la Conferencia sobre Reparaciones de Guerra de Lausana. Además, en julio de 1931, Grandi no habría aprovechado la oportunidad ofrecida por Pierre Laval, presidente del Gobierno francés, quien le habría dado a entender que, para acercarse a Italia, Francia podía aceptar concesiones en Etiopía. Grandi no tomó iniciativa y en febrero de 1932 Laval fue reemplazado; la oportunidad se desvaneció, y ello fue considerado un error.
Mussolini reasumió el Ministerio de Relaciones Exteriores el 19 de julio de 1932 y Grandi fue enviado a Londres. Hasta 1936 la política exterior italiana operó dentro del marco de la seguridad colectiva de Versalles.
Italia y el III° Reich
Mussolini era consciente de su condición de garante del orden de Versalles en la Europa danubiana y no deseaba una frontera común con Alemania, pues ello abriría el camino a reivindicaciones alemanas sobre el Trentino y el Tirol del Sur 53 .
La llegada de Hitler 54 agravó sus preocupaciones. En marzo de 1933 el Duce instruyó a su embajador en Berlín informar a Von Neurath que la anexión de Austria era inaceptable; éste respondió que, en lo inmediato, Alemania no pretendía cambiar el estatus de Austria.
Insatisfecho con la respuesta, Mussolini abordó la cuestión con sus aliados; en febrero de 1934, una declaración anglo-franco-italiana, afirmó la voluntad de mantener la independencia y la integridad de Austria.
El 14 de junio de 1934 Hitler se encontró con Mussolini 55 ; ambos líderes revisaron sus diferencias, Austria la primera. El Duce se indignó con el asesinato del canciller austríaco, Engelbert Dollfuss, por nazis austríacos, en julio 56 .
Italia movilizó 50.000 soldados a la frontera. En septiembre de 1934 Francia, Gran Bretaña e Italia reafirmaron la independencia de Austria.
A fines de 1934 había coincidencia sobre la misión europea de Italia; Mussolini reivindicaba la protección de Austria, y el predominio en Europa central, y el interés de los Aliados convergía: para contener a Alemania, era necesario que Italia fuera el guardián del Brennero.
Ello cambiaría con la crisis etíope.
El conflicto etíope
En 1925 Gran Bretaña aceptó la construcción de un ferrocarril entre Eritrea y Somalia --a través de Etiopía--, y reconoció el derecho italiano a explotar las riquezas etíopes a cambio de renunciar a las pretensiones en Asia Menor y en Mosul. Con el apoyo británico, Mussolini firmó un Tratado de Amistad con Etiopía (1928) que no se ejecutó 57 . A ello se unía la no delimitación fronteriza y la difícil convivencia entre italianos y etíopes.
En diciembre de 1934 Etiopía atacó el oasis de Walwal (frontera etíope-somalí), masacrando parte de la guarnición. Italia envió refuerzos anunciadores de un cuerpo expedicionario.
Etiopía ofreció resolver la disputa con un arbitraje, lo que Italia rechazó, ante ello, el 14 de diciembre, Etiopía alertó a la SDN. El 15 de diciembre Italia responsabilizó a Etiopía. El 3 de enero de 1935 Etiopía solicitó a la SDN salvaguardar la paz.
En ese momento Laval se encontró con Mussolini (enero 1935); considerando el papel de Italia en Europa central, Laval parecía dispuesto a acordarle algunas satisfacciones, sin afectar la imagen de la SDN. El resultado fue el Acuerdo Franco-Italiano, de ocho textos publicados y secretos.
Se publicaron: una declaración general; un acuerdo sobre las disputas coloniales en África; un acuerdo sobre la minoría italiana en Túnez; y una propuesta de pacto de no agresión de los países fronterizos con Austria 58 . Los secretos fueron: la disposición a tratar cualquier infracción alemana al Tratado de Versalles; un pacto para mantener el statu quo al sur del mar Rojo; la declaración de desinterés francés en la economía etíope, y la promesa italiana de participar en el capital de la línea férrea Addis-Abeba-Yibuti. Mussolini entendió que, a cambio de su posición de garante de Austria, tendría manos libres para atacar Etiopía.
Alemania entendió el Acuerdo Franco-Italiano como una alianza en su contra. También Gran Bretaña lo vio con desconfianza, considerándolo una amenaza al control de la ruta a India. Desde la perspectiva británica, esta era una amenaza superior a su preocupación por la independencia austríaca 59 .
El 3 de febrero, el gobierno británico se congratuló del Acuerdo Franco-Italiano, y agregó que Gran Bretaña se consideraba una de las potencias que debían ser consultadas en caso de amenaza a la independencia austríaca.
Ello fue bien recibido por Laval y Mussolini que invitaron al primer ministro británico Ramsay Mac Donald a una conferencia tripartita sobre Europa central y el Mediterráneo, en Estresa en abril de 1935.
En un ambiente cordial, los tres países reafirmaron la validez del Tratado de Locarno, declararon que la independencia de Austria inspiraba su política común y acordaron oponerse a todo intento alemán de cambiar el Tratado de Versalles.
"Pocas veces un acuerdo fue adoptado con tantas segundas intenciones y ello pese a que el Reino Unido valoraba Estresa dentro de la estrategia de contención de Alemania donde el papel italiano era fundamental" 60 . No dejaba de ser un contrasentido discutir sobre Austria --peligro teórico-- y no hablar sobre África, donde había un riesgo real. Cuando Mussolini hizo alusión a la cuestión etíope, los otros jefes de Gobierno --acompañados por sus asesores africanos--, guardaron silencio.
Mussolini interpretó este silencio como una aquiescencia 61 . Ni él ni Laval habían entendido que no era posible un acuerdo entre Gran Bretaña, guardián del statu quo en África y favorable al revisionismo en el Danubio, e Italia, guardiana del statu quo en el Danubio, y revisionista en África.
La comedia continuó; a través de Suez convoyes italianos trasladaron 500.000 soldados italianos y material bélico, constituyendo grupos de ataque desde Eritrea y Somalia. Alertada por la amplitud de los preparativos, Gran Bretaña realizó gestiones directas, y a través de Francia. Mussolini, convencido que Francia neutralizaría a Gran Bretaña y que ambos países impedirían acciones de la SDN, siguió adelante.
El 11 de enero de 1935 el Consejo de la SDN trató la cuestión de Walwal sin alcanzar acuerdo. El 17 de marzo Etiopía pidió una comisión investigadora. El 25 de mayo el Consejo invitó a los dos países a constituir el comité de conciliación del tratado ítalo-etíope y alcanzar un acuerdo antes del 25 de agosto, decidiendo reunirse si ello no se lograba.
En el intertanto, Stanley Baldwin había reemplazado a Ramsay Mac Donald como primer ministro británico, y Samuel Hoare a John Simon como ministro de Relaciones Exteriores. Al mismo tiempo, Eden fue nombrado ministro sin cartera encargado de las cuestiones relevantes de la SDN, lo que dividía el Foreign Office .
En junio de 1935 el gabinete británico pidió al Foreign Office un curso de acción. Hoare dudaba entre la fuerza (cerrar Suez a las tropas italianas 62 ) y la negociación 63 . En julio de 1935 Eden fue a Roma y propuso la fórmula del Foreign Office a Mussolini.
El Duce reaccionó escandalizado; consideró al corredor de Zeila como un "sendero de camellos" y declaró que Italia no "coleccionaba desiertos". Cuando Eden lo amenazó con la reprobación universal en la SDN, la discusión derivó en el enfrentamiento. El encono personal fue permanente, y Eden se alzó en defensor del multilateralismo.
El 18 de septiembre un comité del Consejo de la SDN presentó un proyecto de solución, conforme al cual Etiopía sería puesta bajo la tutela de la SDN, y se reconocerían a Italia intereses especiales en la economía etíope. El 21 de septiembre, Italia presentó una contrapropuesta que incluía: (i) el derecho italiano a adquirir territorio "al oeste de Addis Abeba", para conectar por tierra Eritrea y Somalia; (2) la salida al mar propuesta a Etiopía sería por territorio italiano; (3) el desarme de la mayor parte del ejército etíope. El resto quedaría bajo mando italiano 64 .
Gran Bretaña rechazó la contrapropuesta solicitando el apoyo de Estados Unidos; Cordel Hull advirtió que, habiendo Italia suspendido el pago de sus deudas de guerra, no podía recibir nuevos créditos. Por ende, el Export-Import Bank no acordaría créditos para financiar la exportación de mercaderías a Italia, y las instituciones privadas restringirían los créditos a italianos.
Con apoyo estadounidense, Gran Bretaña presionó a Francia cuya ambigua actitud era el principal obstáculo al cerco a Italia. Las conversaciones no tuvieron resultado.
El 3 de octubre Italia desencadenó las hostilidades logrando un profundo avance. El 5, el Consejo de la SDN nombró un comité al que pidió un informe sobre el diferendo; el 7, el comité indicó que Italia había violado el Tratado de Versalles; sobre esta base el Consejo consideró a Italia "Estado agresor". El 11, en reunión plenaria, la Asamblea General de la SDN convalidó la decisión del Consejo y designó una comisión de coordinación encargada de establecer un esquema de sanciones aplicable inmediatamente.
La decisión intimidó a Italia; mientras la prensa criticaba a la SDN, Mussolini pidió a Laval intervenir para descartar el bloqueo, evitar sanciones militares, y que no se incluyera el petróleo en la lista de materias sujetas a embargo. Laval, cuya preocupación era el rearme alemán, trató de frenar las sanciones enfrentándose a Gran Bretaña.
El 2 de noviembre la SDN decidió que las sanciones entrarían en vigor el 18; el 6, Eden propuso extender el embargo al carbón, el cobre, el algodón y el petróleo. Asimismo, pidió movilizar la flota francesa para evitar una acción naval italiana. La SDN acordó reunirse el 13 de diciembre para tratar esta extensión.
El 15 de noviembre Cordel Hull anunció la imposición de un amplio embargo comercial a Italia que incluía materias primas sensibles. El 18 de noviembre, la SDN aprobó sus sanciones agrupadas en cuatro categorías 65 , incluyendo el embargo de metales como aluminio, estaño y manganeso, pero sin considerar carbón, cobre, ni petróleo.
Hitler informó a Mussolini que Alemania proporcionaría las materias embargadas, comenzando por el carbón, que reemplazaría el carbón inglés. Austria y Hungría asumieron compromisos similares.
La crisis diplomática coincidió con una pausa militar. El 28 de noviembre el mariscal Pietro Bagdolio asumió el comando de la expedición acelerando las operaciones.
En diciembre Laval se encontró con Hoare, acompañado de Vansittart. El 8 de diciembre franceses e ingleses lograron un acuerdo para compensar a Mussolini, evitando que se acercara a Hitler. Etiopía cedería a Italia unas 60.000 millas cuadradas aledañas a Eritrea y Somalia, y recibiría a cambio una salida al mar a través de Assab. Además, la mitad sur de Etiopía (160.000 millas cuadradas), quedaría reservada a Italia, que disfrutaría de privilegios económicos, bajo soberanía etíope. Italia también ejercería un control político sobre el resto de Etiopía, equivalente a un protectorado.
Mientras Laval negociaba el consentimiento italiano, la prensa publicó el acuerdo generando críticas que motivaron el rechazo del gobierno británico, la dimisión de Hoare (18 de diciembre), y la renuncia de Laval (23 de enero de 1935). El fracaso diplomático coincidió con victorias del ejército italiano, mientras Eden no lograba superar las objeciones francesas 66 .
En el intertanto, Hitler remilitarizó Renania (marzo de 1936) con lo que la crisis europea se antepuso a la africana. El 19 de marzo, el Consejo de la SDN se reunió en Londres para debatir la violación alemana de los tratados de Locarno y de Versalles.
La reunión fue curiosa: Italia --sancionada-- fue invitada a condenar a Alemania y decidir qué sanción debía aplicarse. Además, Gran Bretaña que había sido dura con Italia, intervino para que Alemania solo sufriera una condena formal.
El 15 de abril de 1936, cuando la SDN volvió a reunirse, las tropas italianas habían derrotado al ejército etíope, y persistía la división anglo-francesa sobre Renania. Ante la demanda británica de sanciones suplementarias a Italia, Francia propuso invitar a los beligerantes a terminar las hostilidades y restablecer la paz. La propuesta fue adoptada.
El 4 de mayo de 1936 Addis-Abeba fue ocupada. El Negus se refugió en Jerusalén, desde donde pidió a la SDN desconocer la incorporación de Etiopía a Italia (8 de mayo).
El 12 de mayo Gran Bretaña informó que no reconocía la conquista de Etiopía; Estados Unidos se asoció a esta decisión. Sin embargo, hubo un cambio de opinión; Neville Chamberlain reconoció el fracaso de las sanciones y Eden recomendó su levantamiento con apoyo de la prensa británica 67 . El 4 de julio, a petición de la Commonwealth, la Asamblea de la SDN aprobó terminarlas. Solo Estados Unidos mantuvo el no reconocimiento.
Las elecciones legislativas francesas de mayo de 1936, que llevaron al poder al Frente Popular, incrementaron la tensión en la medida que la lucha antifascista devino un elemento del programa gubernamental. Pese a algún gesto de apaciguamiento de Mussolini, la campaña de prensa entre ambos países fue hostil, motivada también por la guerra civil española (julio de 1936). Al apoyo político francés a la República, Italia y Alemania respondieron alineándose militarmente con el bando nacional.
En octubre de 1936 el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Galeazzo Ciano 68 , visitó Alemania firmando un Protocolo de Amistad cuyo foco principal era la guerra española. Ambas partes acordaron no renovar Locarno, coordinarse sobre la SDN, y cooperar en el Danubio. Alemania reconoció la conquista de Etiopía, e Italia apoyó devolver las colonias alemanas. Italia también aceptó el Acuerdo Austro-Alemán de julio de 1936, que normalizó las relaciones entre Alemania y Austria. Italia se centraba en el Mediterráneo reconociendo la primacía alemana en Europa central.
El 1° de noviembre, en un discurso en Milán, Mussolini se refirió a "...un gran país hacia el cual han ido estos últimos tiempos, las simpatías del pueblo italiano. Me refiero a Alemania. Los recientes encuentros de Berlín han tenido por resultado una entente entre los dos países... Este Acuerdo, esta vertical Berlín-Roma es un eje alrededor del cual pueden colaborar todos los estados de Europa" 69 .
El 23 de abril de 1937 Hermann Goering visitó a Mussolini declarando que el Anschluss era inevitable. Mussolini asintió; entendía que la incorporación de Austria a Alemania era el precio a pagar por Etiopía, y que Italia no podía reclamar hegemonía en África y en el Danubio. El 20 de agosto, en otro discurso, Mussolini indicó: "Otra realidad... es la que se conoce comúnmente como el eje Roma-Berlín. No se llega a Roma ignorando Berlín, o en contra de Berlín; no se llega a Berlín ignorando Roma, o en contra de Roma" 70 .
La visita de Mussolini a Alemania (septiembre de 1937) fue el corolario. Hitler y Mussolini enfatizaron la comunidad entre la Italia fascista 71 y la Alemania nazi 72 . "Demasiados intereses unían en adelante Alemania e Italia. Del momento que Roma, renunciando a influenciar la Europa danubiana, aspiraba a dominar el Mediterráneo, el enfrentamiento, solapado o abierto, con Londres y Paris era inevitable, tanto más que Berlín se desinteresaba ostensiblemente del Mare Nostrum 73 .
El 6 de noviembre de 1937 Italia adhirió al Pacto Anti-Komintern transformándolo en un Acuerdo Tripartito ítalo-germano-nipón, con lo cual los dos ejes (Berlín-Tokio y Berlín-Roma) convergieron en una alianza triangular entre Alemania, Italia y Japón, base de la coalición revisionista.
Cuarta parte. De derrotada a desafiante. El camino alemán
[Las ambiciones desmesuradas llevan a la destrucción.]{.smallcaps}
[Tucídides . ]{.smallcaps}
Generalidades
Los negociadores de 1919 sabían que Alemania debía ser dominada. Por ello el orden de Versalles buscó equilibrar el castigo y el incentivo para que Alemania asumiera su responsabilidad política, aceptando sostener ese mismo orden. El fracaso de estos esfuerzos determinó la guerra.
Elementos estructurales
Aunque la historia alemana de 1918 a 1939 excede este trabajo, cabe destacar:
1) El desengaño . La PGM tuvo un fin atípico; triunfante en el Este, en marzo de 1918 el ejército alemán inició varias ofensivas que lo llevaron a las puertas de París en agosto. La contraofensiva aliada estaba en desarrollo --con los alemanes ocupando parte de Francia y Bélgica--, cuando se firmó el armisticio. Alemania sintió ser víctima del colapso político, la debacle económica y la traición, no la derrota militar.
La clase política alemana aceptó el armisticio creyendo que la paz sería conforme al ideario wilsoniano. Sin embargo, en la Conferencia de París se enfrentó a la diplomacia tradicional: pérdidas territoriales, poblaciones alemanas bajo dominio extranjero, y ruptura de la continuidad territorial del país. Este desengaño abonó la semilla del nacionalismo.
2) La inestabilidad económica . Las crisis económicas constituyeron un elemento permanente de la República de Weimar. Aunque la crisis de 1923 fue sucedida por un período de bonanza, Alemania sufrió la crisis de 1929. El efecto político fue la inestabilidad y el ascenso de los extremismos, hasta el advenimiento del nazismo.
El revisionismo del III Reich
El 30 de enero de 1933 Adolfo Hitler asumió la Jefatura del Gobierno (Canciller) de Alemania, en coalición con partidos conservadores y nacionalistas.
La ideología nazi era conocida; desde 1925 --"Mi Lucha"--, Hitler no ocultó sus diabólicas intenciones; existe consenso que estaba animado por una irresistible voluntad de poder; sin embargo, mientras algunos creen que la ideología era una pantalla, otros concuerdan en que estaba imbuido de una concepción del mundo (weltanschauung), de la cual era profeta.
Retomando una visión milenarista, esta cosmovisión se estructuraba en torno a un "racialismo" elevado a la categoría de principio absoluto, una teoría de las razas que explicaba los fenómenos. Dentro de esta visión, el odio a los judíos --un odio étnico-- era una obsesión.
A partir del racialismo Hitler era el heraldo de un exacerbado nacionalismo. Situados en lo alto de la pirámide de los pueblos, los alemanes debían dominar Europa. Para ello debían romper las cadenas impuestas por el "diktat" de Versalles, y extender su dominio hacia el este europeo.
Estas ideas no eran originales; se inspiraban en autores alemanes, austríacos, ingleses y franceses que, desde el siglo XIX, abordaron la misión particular de Alemania --Imperio del Medio en el corazón de Europa--, promovieron la teoría de las razas, estigmatizaron a los judíos, criticaron el parlamentarismo y la democracia liberal, y celebraron el militarismo. El talento de Hitler fue salir de los límites del debate intelectual y, a través de la simplificación, resumir estas ideas, vincularlas entre sí, darles una apariencia lógica, y presentarlas de manera viva, accesible a las inteligencias elementales. Gracias a sus dotes oratorias, impactó en grandes grupos.
Jefe de un gobierno de coalición, Hitler asentó rápidamente su poder. Veinte días después de su accesión, la "divina sorpresa" del incendio del Reichstag le permitió crear la fábula del complot comunista, y preparar elecciones parlamentarias donde obtuvo 43% de los votos, logrando la mayoría absoluta del Reichstag con el apoyo conservador.
Luego, la aprobación de la ley de plenos poderes, terminó con la democracia; en cuatro meses los partidos políticos --opositores y aliados-- fueron clausurados, y Alemania devino un régimen de partido único. Igual destino siguieron los sindicatos (reemplazados por un "frente" único), los estados federados (dirigidos por delegados de Berlín), y los cuerpos intermedios (incorporados al partido). El Estado alemán, unitario, autoritario y popular, se organizó en torno al principio del Fuhrerprinzip , la obediencia al Jefe.
El último capítulo se escribió en junio de 1934 cuando Hitler resolvió las disensiones internas del partido nazi (NSDAP), en la "noche de los cuchillos largos". El asesinato de los jefes de las Secciones de Asalto (SA), y de opositores políticos consolidó su poder personal, lo que fue reconocido a la muerte del presidente Hindenburg, mediante la fusión de las jefaturas del Gobierno y del Estado: Hitler se convirtió en el Führer del III Reich alemán recibiendo el juramento de fidelidad personal.
Resuelta la cuestión interior, Hitler se ocupó del lugar de Alemania como potencia europea dominante. Era un programa presentado escalonadamente:
1) Dotar a Alemania de los medios económicos, políticos y militares, que la convirtieran en la principal potencia continental.
2) Conseguir la alianza con Gran Bretaña para librar una guerra sobre un único frente oriental.
3) Conquistar el Lebensraum en el este europeo, estableciendo colonias agrícolas alemanas, exterminando a la población judía y a las élites comunistas, y esclavizando a la población eslava.
4) Crear un núcleo de poder, de proyección mundial 74 .
Buscando evitar un conflicto mientras Alemania no hubiera alcanzado un nivel militar que le permitiera desafiar a las potencias dominantes, Hitler actuó subrepticiamente, privilegiando la diplomacia, tratando de dividir a los países aliados e invocando principios del orden de Versalles. En sus discursos hizo gala de un ardiente pacifismo 75 .
Este pacifismo se expresó en una voluntad de concordia, y en el acercamiento a Italia, Hungría, o Japón. Hitler renovó el Acuerdo de Rapallo con la URSS y, al encuentro de la tradición alemana, mejoró los vínculos con Polonia 76 . Igualmente, a instancias de Mussolini firmó el "Pacto de los Cuatro" 77 .
Aunque lo consideraba potencialmente desestabilizador, el mundo no se alarmó por el advenimiento del nazismo. Sin embargo, la represión interna y la explosión nacionalista afectaron la imagen de la nueva Alemania; la persecución de opositores y el antisemitismo 78 tuvo eco en otros países 79 .
El retiro alemán de la Conferencia de Desarme y de la SDN
La Conferencia de Desarme reanudó sus reuniones el 31 de enero de 1933, tratando de armonizar los principios de diciembre de 1932 80 . El 16 de marzo Gran Bretaña presentó un plan, aprobado por Hitler, en discurso ante el Reichstag el 17 de marzo 81 .
Sin embargo, Francia insistió en la necesidad de un control de seguridad. Por ello, se convino que un comité definiría los mecanismos de control compatibles con las soberanías nacionales; la incapacidad de acordar llevó al enfrentamiento con Alemania, que insistió en atenerse a lo acordado en diciembre de 1932. La Conferencia se suspendió hasta octubre.
Durante el verano, Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos concordaron el plan británico con precauciones suplementarias en favor de Francia 82 .
A fines de septiembre, los aliados presentaron el plan a Alemania, que lo rechazó. El 6 de octubre Berlín reclamó rearmar inmediatamente para alcanzar la igualdad de derechos. Los aliados rechazaron este planteamiento.
El 14 de octubre, invocando este rechazo y constatando la incapacidad de la SDN para lograr la igualdad de derechos, Alemania se retiró de la Conferencia de Desarme y de la SDN. Hitler anunció la decisión, disolvió el Reichstag, y convocó a un plebiscito ratificatorio, y a elecciones parlamentarias anticipadas, para el 12 de noviembre. Ese día, el 95% de los votantes ratificó la política hitleriana; la lista parlamentaria única recogió 39,5 millones de votos, contra 3.300.000 votos nulos.
El retiro alemán golpeó a la Conferencia de Desarme; pese a que Alemania reconocía violar el Tratado de Versalles, los Aliados no reaccionaron. No fue solo la debilidad del sistema de seguridad colectiva; la habilidad de invocar la igualdad de derechos paralizó la acción conjunta.
Además, Hitler reimpulsó las conversaciones con Polonia. El 16 de noviembre de 1933, al recibir al nuevo embajador Josef Lipski, se informó que los dos gobiernos renunciaban al empleo de la fuerza en sus relaciones mutuas 83 . El 26 de enero de 1934, se firmó un Pacto de No Agresión por diez años, que suspendió el acercamiento polaco con Francia, mientras Varsovia se orientaba hacia el entendimiento con Berlín.
Al retirarse de la SDN, Hitler había expresado que no renunciaba a tratar sobre el desarme en negociaciones bilaterales. Ello, dio inicio a tratativas entre diciembre de 1933 y abril de 1934. A instancias de Gran Bretaña --que presidía la Conferencia-- el gobierno francés se allanó a buscar un entendimiento con Alemania que presentó un Memorándum alemán de 18 de diciembre de 1933 , contestado por un Memorándum francés de 1° de enero de 1934 . Ambos textos mostraron la profundidad de la divergencia.
El gobierno británico, impresionado por el plebiscito alemán, presentó un Memorándum británico de 29 de enero de 1934 , donde abordó las cuestiones interrelacionadas de seguridad y desarme. La Respuesta francesa de 14 de febrero de 1934 transformó el diferendo franco-alemán en una división franco-británica.
Paralelamente, Eden visitó París, Berlín y Roma, generando un nuevo intercambio de documentos. El Memorándum alemán de 13 de marzo de 1934 , que recapituló la posición alemana, coincidió con la publicación del presupuesto militar germano para el bienio 1934-1935, donde se previeron recursos para transformar el ejército alemán, renovar material militar y naval, y construir una flota aérea.
La acción alemana hizo que Gran Bretaña pidiera a Francia precisar las garantías de ejecución susceptibles de dar seguridad. Francia respondió primero en términos evasivos, y luego por un Memorándum francés de 17 de abril de 1934 , rehúso seguir con las conversaciones. "La nota del 17 de abril tuvo... el inconveniente de hacernos aparecer como los responsables del fracaso de la conferencia, en circunstancias que el verdadero responsable era el régimen hitleriano. Alemania aprovechó para mostrar su inocencia y acusarnos de los errores 84 .
La Conferencia estaba condenada. El 8 de junio remitió las cuestiones pendientes a las comisiones ordinarias de la SDN, y encomendó a los gobiernos perseverar en las bases de una convención general.
Alemania podía rearmar, sin preocuparse del orden de Versalles.
Este fracaso tuvo una derivada: con el ministro Luis Barthou, Francia buscó firmar con Estados centroeuropeos acuerdos fundados en el principio de seguridad colectiva, dentro de la SDN. En abril de 1934, viajó a Praga, donde encontró una buena recepción y a Varsovia, donde recibió un cortés rechazo. En junio, trató de asociar a Alemania y la URSS, y reiterar la invitación a Polonia. Berlín y Varsovia rechazaron la invitación.
A su vez, la URSS, preocupada por las acciones japonesas en Asia, y por el rearme alemán en Europa, trató de complementar las medidas militares con un diseño diplomático que equilibraba la amenaza japonesa, reforzando a China, y buscara que el grueso de las fuerzas alemanas se concentrara en el Oeste. Para ello, era necesario acercar a la URSS al sistema de seguridad colectiva y a Francia. Con el apoyo francés, la URSS entró a la SDN, en septiembre de 1934; además, París y Moscú negociaron complementar los pactos de No intervención de 1929 y de No-Agresión de 1932 85 .
El asesinato del canciller Dollfuss
"Apenas se había calmado la emoción por el drama del 30 de junio, otro crimen cometido por los nazis sembró nuevamente la alarma y la indignación en el mundo. El 25 de julio de 1934, Dollfuss, Canciller de Austria, fue asesinado" 86 . La promesa hitleriana de 1933, de armonía con el otro Estado alemán, desembocaba en una crisis.
Adolfo Hitler nació austríaco y vivió en Viena hasta su edad adulta. Allí bebió las ideas que llevó a Alemania (el kepis de las SA, testimoniaba el origen austríaco del nazismo). Desde sus orígenes, el NSDAP tuvo una filial en Austria, dirigida desde Múnich. Sin embargo, en 1934, Hitler no pretendía absorber Austria. Creía posible instaurar un gobierno "hermano" que coordinaría sus políticas con Berlín, hasta que la reunión de la familia alemana fuera posible.
Además, aunque atraía voluntades, parte de la población austríaca era reticente al nazismo. Los nacionalistas católicos sabían que enajenar la independencia del país afectaría su vinculación con la SDN --y su relación con Italia--, y los pondría a merced de un Reich que repudiaba el cristianismo, y no reconocía la autonomía de la Iglesia.
El enfrentamiento fue inevitable. Desde Baviera se incitaba a los austríacos a la revuelta, se conspiraba con ellos, se les proporcionaban recursos para propaganda y agitación, y se organizaban golpes de mano en Austria. La frontera se convirtió en un pasadizo para emisarios, armas y propaganda hacia Austria, y austríacos buscando refugio e instrucciones en Alemania. Ello, enfrentó ambos gobiernos 87 .
En agosto de 1933 una gestión conjunta --Francia, Gran Bretaña e Italia-- por Austria ante Berlín fue esterilizada por su filtración a la prensa. En febrero de 1934, una declaración tripartita no tuvo consecuencias.
El 25 de julio de 1934 grupos armados ocuparon el edificio de la radio --anunciando la renuncia del gobierno-- y la oficina del canciller. En el enfrentamiento Dollfuss fue asesinado.
El ejército austríaco reocupó la radio y rodeó la Cancillería. Los amotinados se entregaron, pidiendo la presencia del cónsul alemán. Posteriormente, fueron juzgados y ejecutados, dejando establecida la responsabilidad del III°Reich.
Las autoridades alemanas se desvincularon del atentado; los líderes austríacos fueron desplazados, y la representación diplomática cambiada. El vicecanciller, Von Papen fue nombrado embajador en Viena.
Las potencias aliadas también reaccionaron; Mussolini advirtió que Italia defendería la independencia austríaca y movilizó su ejército a la frontera, mientras la prensa italiana acusaba a Berlín. Gran Bretaña y Francia lo apoyaron diplomáticamente.
El agravamiento del mariscal Hindenburg difuminó el asesinato de Dollfuss. Sin embargo, Hitler vio que sus temores por una intervención occidental eran exagerados; ni Gran Bretaña, ni Francia parecían preocuparse por Europa central. Y Mussolini, advirtió que ni Gran Bretaña ni Francia lo habían sostenido plenamente.
La reconstitución del ejército alemán
El año 1934 terminó en una fiebre armamentista mundial 88 , con Gran Bretaña, Francia y Alemania en una situación peculiar. Los anglo-franceses, que estaban rearmando, entendían mantener a Alemania vinculada a alguna fórmula de seguridad colectiva. Alemania, confortada por el plebiscito del Sarre 89 , enfrentaba el dilema de anunciar oficialmente su rearme, sin atraerse represalias por violar el Tratado de Versalles.
El 3 de febrero de 1935 Francia y Gran Bretaña acordaron una declaración fijando las bases para un acuerdo general negociado. Era una invitación a Alemania para unirse al sistema de seguridad colectiva 90 .
El 14 Alemania dio una respuesta conciliadora; aprobó el principio del tratado aéreo, pero rechazó los pactos regionales y manifestó su preferencia por negociaciones bilaterales, invitando a Gran Bretaña. El Foreign Office convino una visita del ministro de RR. EE., John Simon para el 6 de marzo.
Sin embargo, el 5 de marzo Londres publicó un "Libro Blanco" sobre la defensa británica, que aumentaba el gasto militar invocando el rearme alemán; coetáneamente, el gobierno francés presentó una ley sobre servicio militar de dos años 91 .
Hitler suspendió la visita --pretextando enfermedad--, y aprovechó la coyuntura; el 10 de marzo, en entrevista a un periodista británico, Hermann Goering anunció que Alemania tendría una fuerza aérea. El mismo día, los agregados militares en Berlín fueron informados que ello ya había ocurrido.
El 15 de marzo de 1935 el parlamento francés aprobó la ley de servicio militar; al día siguiente, Hitler anunció la renuncia unilateral a las restricciones militares del Tratado de Versalles, el fortalecimiento de las fuerzas armadas --creando la Wehrmacht 92 -- , y el restablecimiento del servicio militar obligatorio.
La reacción internacional fue dispersa. Gran Bretaña protestó la violación del Tratado de Versalles, pero inquirió si Berlín seguía dispuesto a recibir a Simon. Hitler dio su conformidad.
Francia fue más dura. Invitó a los gobiernos de Italia y Gran Bretaña a una reunión, y planteó el tema al Consejo de la SDN.
El 21 de marzo Flandin hizo un enérgico discurso ante el Senado francés, sin mencionar la posibilidad de una guerra. El mismo día, su embajador en Berlín formuló su protesta, pero terminó expresando la disposición a buscar la conciliación. Como la protesta italiana fue formulada en términos similares, Alemania tuvo la certeza que el riesgo había sido acotado.
El 23 de marzo los cancilleres de Francia, Gran Bretaña e Italia convinieron que el viaje de Simon y Eden a Berlín sería informativo, y que luego, Eden visitaría Moscú, Varsovia y Praga.
El 25 y 26 de marzo Simon y Eden se entrevistaron con Hitler y constataron que estaba dispuesto a concluir acuerdos de no agresión, pero no de asistencia mutua; no aceptaba un compromiso de no intervenir en Austria, y no volvería a la SDN. El rearme alemán era consecuencia de las decisiones franco-soviéticas, y el ejército alemán dispondría del mismo material que otros países. Hitler reclamaba que su fuerza aérea fuera equivalente a la fuerza aérea francesa o la británica, y aspiraba a una marina equivalente al 35% del tonelaje de su par británica.
El 11 de abril Gran Bretaña, Francia e Italia se encontraron en Estresa, marcando un momento de solidaridad europea. Los tres países afirmaron su apoyo a la SDN y condenaron a Alemania. El 16 de abril esta misma solidaridad se expuso en el Consejo de la SDN; junto con reiterar la condena a Alemania, se pidió a un comité que precisara las sanciones económicas y financieras.
El 18 de abril los embajadores del Reino Unido e Italia recordaron a la Wilhelmstrasse que sus gobiernos consideraban vigentes las garantías del Pacto de Locarno. La primera quincena de mayo Francia suscribió un Tratado de Consulta y Asistencia Mutua, con la Unión Soviética, negociado desde 1934.
El impacto en Alemania fue considerable. El país estaba aislado y enfrentaba un bloque contrario. Sin embargo, el "Frente de Estresa" era débil; "... estos actos eran tardíos, pues ocurrían un largo mes después del desafío de Hitler. Además, se acomodaban al pasado, pues no exigían la abolición de la ley alemana. Por último, tenían sólo un valor hipotético, pues se referían a un futuro incierto. En este triple aspecto eran característicos de la actitud de las potencias, menos preocupadas, ante cada golpe de fuerza del Tercer Reich, por reprimir la violencia perpetrada que por prevenir la violencia siguiente, mientras que Hitler, por el contrario, encontraba en la ganancia adquirida, una razón para buscar otra" 93 .
El 21 de mayo Hitler pronunció un discurso en el Reichstag en el que, sin renunciar a lo hecho, aludió a un entendimiento y manifestó su deseo de participar en la organización de la seguridad general. Para ello, propuso fijar un límite máximo a los armamentos nacionales; limitar, como había ofrecido, su marina a un tercio de la marina británica; eliminar las armas pesadas ofensivas --dejando a Francia el beneficio de la línea Maginot-- definir el concepto de "intervención" antes de acordar la "no-intervención, y suscribir pactos de no agresión con sus vecinos. Advirtió que, aunque creía que el tratado franco-soviético era incompatible con Locarno, Alemania respetaría este tratado, mientras las otras potencias lo hicieran.
Ello generó una brecha en el "Frente de Estresa"; mientras Francia rehusaba negociar el armamento terrestre, Gran Bretaña invitó a Alemania a conversaciones bilaterales sobre armamento naval 94 . Hitler aceptó y envió a Von Ribbentrop a Londres con la instrucción de indicar que su oferta (una flota 35% de la británica) era inamovible 95 .
El 4 de junio de 1935 la reunión germano-británica se saldó por la aceptación británica de la propuesta alemana, pese a las reservas francesas. El 18 de junio, el Acuerdo Naval Germano-Británico fue firmado, con lo que la Parte V del Tratado de Versalles quedó superada 96 .
Alemania festejó este éxito, que se consolidaría con la ruptura entre Francia y Gran Bretaña, e Italia, a raíz de Etiopía 97 .
La remilitarización de Renania y el fin del Pacto de Locarno
Levantados los obstáculos militares, restaba la desmilitarización de Renania (ribera izquierda del Rin). Para los nacionalistas alemanes, incluido Hitler, era una servidumbre; sin embargo, no era una imposición de Versalles, sino una cláusula negociada en el Tratado de Locarno.
Hitler no quería solo romper Locarno; buscaba desactivar la idea francesa de extender el acuerdo regional de seguridad a Europa central. Primero se opuso a un "Locarno oriental", con apoyo de Polonia; posteriormente, cuando la iniciativa decantó en el Tratado de Consulta y Asistencia Mutua franco-soviético, Alemania advirtió la incompatibilidad entre ambos tratados. Tal fue el sentido de su discurso --de 21 de mayo-- y del aide memoire que la Wilhelmstrasse remitió a Francia el 25.
El 25 de junio Francia respondió insistiendo que ambos tratados --amparados por la SDN-- eran compatibles, e invitando a Alemania a unirse al acuerdo franco-soviético. Durante 1935 este debate siguió vivo; a medida que Francia informaba al Reich la tramitación del tratado franco-soviético, Hitler reiteraba su oposición a los estados de Locarno.
El 12 de febrero de 1936 el tratado se presentó a la Cámara de Diputados. El 25 de febrero Flandin defendió la compatibilidad de ambos pactos, y propuso solicitar una opinión a la Corte de La Haya. El 27, por 353 votos contra 164, la Cámara aprobó el texto.
Mientras tanto, en Berlín, el 21 de febrero Hitler había intentado disuadir la ratificación; en una entrevista a un periodista francés 98 expuso sus prevenciones sobre el tratado franco-soviético, y se explayó en un entendimiento franco-alemán.
Lamentablemente, el artículo fue publicado el 28 de febrero después de la aprobación del tratado 99 . Ello causó sorpresa en el gobierno francés que, pensando que Hitler aceptaba el tratado, solicitó concretar este entendimiento.
El 6 de marzo Hitler reunió a ministros y colaboradores cercanos y anunció que para responder al tratado franco-soviético remilitarizaría Renania. El ministro de Defensa, general Werner von Blomberg, expresó sus dudas pues la inferioridad militar impediría responder una acción francesa 100 . Los ministros de RR. EE. y Hacienda expresaron sus reservas. Hitler desdeñó las advertencias afirmando que Francia no reaccionaría.
El 7 de marzo (sábado) en la mañana, von Neurath comunicó a los embajadores de Reino Unido, Francia, Italia y Bélgica que Alemania denunciaba el Tratado de Locarno y que la Wehrmacht estaba reocupando sus cuarteles en la zona desmilitarizada. Asimismo, entregó un aide memoire en el que, junto con reiterar sus argumentos, ofrecía negociar una nueva zona desmilitarizada, ahora a ambos lados de la frontera 101 .
Coetáneamente, una fuerza "simbólica" 102 cruzaba el Rin siendo recibida entusiastamente. En la tarde Hitler hizo el anuncio al Reichstag convocando a un plebiscito y a elecciones parlamentarias para el 29 de marzo.
El gabinete francés se reunió el 7 y el 8 cuando acordó una reunión con Italia, Bélgica y Gran Bretaña. Igualmente, considerando la acción alemana hostil, adoptó medidas militares preventivas 103 . A las 14 horas el primer ministro, Albert Sarraut, habló por radio.
En la tarde, Sarraut se reunió con los ministros de guerra, marina y aviación y con el Jefe de Estado Mayor, Maurice Gamelin. Mientras las medidas se estaban ejecutando, los militares advirtieron que otra acción requería la movilización general del ejército, lo que tenía consecuencias psicológicas, y afectaría la debilitada economía francesa.
El 9 de marzo el gobierno británico se diferenció de Francia. En los Comunes, Eden expresó que la ocupación de Renania era un golpe a la intangibilidad de los tratados, pero que no había razón para creer que la acción alemana supusiera una amenaza de hostilidades 104 . Gran Bretaña, aclaraba, no iba a respaldar a Francia en una senda belicista.
El 10 de marzo, los firmantes de Locarno se reunieron en París; Flandin advirtió que Francia había tomado medidas militares, y requería el apoyo de otros Estados para respetar las cláusulas territoriales de Locarno. Eden instó al gobierno francés a abstenerse de cualquier acción que creara un peligro de guerra. Edward Halifax agregó que el litigio debía resolverse por la negociación, que el gobierno británico estaba dispuesto a asumir una mediación, que algunas propuestas de Hitler debían considerarse, y que había que esperar la reunión del Consejo de la SDN. Los delegados de Bélgica y de Italia estuvieron de acuerdo con la postura británica.
El 12 de marzo Eden pidió a Alemania que mantuviera el carácter simbólico de la reocupación, y se abstuviera de levantar fortificaciones. Hitler aceptó no aumentar sus efectivos en la zona.
El 14 de marzo el Consejo de la SDN se reunió en Londres, bajo presidencia australiana, invitando a Alemania --Hitler envió a Von Ribbentrop--. Flandin acusó a Alemania de violar el orden de Versalles, demandó su condena, y propuso que la Corte de La Haya resolviera la compatibilidad de los tratados franco-soviético y Locarno. Eden insistió en que, aunque la remilitarización de Renania violaba el orden de Versalles, no representaba una amenaza. Afectaba el "poder" de Francia, no su "seguridad". Grandi recordó que Italia era, a la vez, garante de Locarno y objeto de sanciones, lo que era una contradicción.
El 19 de marzo Von Ribbentrop reiteró que el tratado franco-soviético era incompatible con el de Locarno, y que Alemania había recobrado su soberanía sobre su territorio. Asimismo, repitió sus propuestas para un nuevo orden europeo.
El Consejo declaró que Alemania había violado el Tratado de Versalles, pero no aprobó sanciones. El Presidente terminó la reunión invitando a franceses y alemanes a negociar, lo que Francia vio como una "trampa" británica. Ello, se confirmó en un encuentro anglo-alemán, donde los británicos solicitaron a Alemania conciliar lo que quedaba de Locarno con sus propuestas, y la tranquilizaron sobre la cooperación militar franco-británica.
Alemania había obtenido un triunfo diplomático, y Hitler se había impuesto; sus colaboradores se hicieron más silentes y su influencia disminuyó. La victoria se consolidó el 29 de marzo cuando el pueblo alemán aprobó por un 98,8% (44.462.458 votos) la política exterior y la lista parlamentaria. "... los círculos alemanes de poder interpretaron la remilitarización de Renania como la prueba fehaciente de lo acertado de las concepciones internacionales del nazismo, basadas en la idea de que el empleo decidido de la fuerza podía despejar cualquier obstáculo" 105 .
El 1° de abril acogiendo la solicitud del Consejo de la SDN, Alemania envió un "plan de paz" a los firmantes de Locarno, repitiendo sus ofertas. El 7 de abril Francia respondió reiterando sus argumentos; Gran Bretaña elaboró un cuestionario para precisar los futuros debates. La gestión no tuvo continuidad.
"... tras el 7 de marzo, Europa iniciaba una nueva andadura histórica. El sistema de seguridad colectiva, herido por Japón en Manchuria y por Italia en Etiopía, mostraba claros signos de agotamiento. Con su acción en Renania, Alemania clarificaba el sentido de su retirada de la SDN en 1933 y de su programa de rearme de 1935.
En consecuencia, los estados europeos buscarían en el rearme y en las alianzas militares, como en la preguerra de 1914. Y era lógico, pues habían retornado en el área de los antiguos Imperios Centrales y, con una fuerza extraordinaria, las corrientes autoritarias que habían llevado en su momento a la política de bloques y a la misma guerra" 106 .
La consolidación de la coalición revisionista
El resto de 1936 estuvo determinado por las Olimpiadas, que marcaron un tiempo de distensión, mientras el gobierno alemán y el NSDAP hacían relaciones públicas. "En la historia del régimen nazi, la celebración de los juegos olímpicos de Berlín, en agosto de 1936, marcó un momento importante si no fue la apoteosis de Hitler y del III°Reich... Cansados de las emociones que, como consecuencia de la ocupación de Renania, les habían hecho temer verse de nuevo atrapados en una guerra general, los espíritus se abandonaron con alivio a una sensación de descanso; se dejaron llevar por la impresión que la pesadilla había terminado, por la esperanza de tiempos mejores, y por una paz que no sería amenazada, puesto que Alemania había logrado su propósito de liberarse de las cadenas de Versalles" 107 .
Ello no fue afectado ni por las elecciones francesas 108 , ni por la guerra civil española 109 . Alemania e Italia apoyaron al bando nacional, mientras la URSS sostenía la República. Aunque consolidó el acercamiento entre Italia y Alemania, ello, no afectó el orden de Versalles. Otro tanto ocurrió con el acercamiento nipo-germano, expresado en la firma del Pacto Antikomintern .
Luego de las Olimpiadas y del Congreso Anual del Partido, Hitler dio un último paso. El 30 de enero de 1937, ante el Reichstag, retiró la firma alemana del documento que especificaba la responsabilidad del país en la PGM, porque esa firma había sido obtenida por la fuerza de un gobierno impotente. Los artículos 227 a 231 del Tratado de Versalles fueron invalidados.
Esta declaración no levantó protestas.
Durante 1937 Alemania se fortaleció y colaboró con Italia en España, mientras Japón combatía en China. Los acuerdos de Alemania con Italia y con Japón convergieron en un texto único, cuando Italia adhirió al Pacto Antikomintern , con lo que, el 6 de noviembre, se constituyó un eje ítalo-germano-japonés 110 .
El día anterior, Hitler reunió a sus ministros de Relaciones Exteriores (Von Neurath) y de Defensa (Von Blomberg), y los comandantes en jefe del Ejército (Von Fritsch), la Marina (Raeder) y la Aviación (Goering). Hitler expuso su visión del mundo, y su proyecto de extenderse hacia el este para conseguir el Lebensraum para Alemania, cuyos primeros objetivos serían Austria y Checoslovaquia. Ello, lo enfrentaría a Francia y Gran Bretaña, pero el conflicto esencial sería con la URSS. La guerra debía estallar a más tardar el bienio 1943-1945.
El 4 de febrero de 1938, aprovechando una circunstancia de la vida privada del ministro de Defensa, Hitler hizo una gran reforma; "... un comunicado oficial anunció una serie de medidas muy importantes. En adelante, Hitler ejercería personalmente la comandancia de las fuerzas armadas alemanas, de las cuales era sólo el jefe teórico. El Ministerio de Defensa... era suprimido. En su lugar, se creaba el "Comando superior de las fuerzas armadas", Estado Mayor del Führer cuyo jefe sería el general Keitel... El Mariscal von Blomberg y el general von Fritsch pasaban a retiro... El general von Brauchitsch fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército. Goering fue nombrado Mariscal del Reich. 16 generales fueron retirados y 44, así como un gran número de oficiales superiores fueron trasladados...
La diplomacia también mutó. El barón von Neurath dejó de ser Ministro de Relaciones Exteriores..., Joachim von Ribbentrop lo sucedió en la Wilhelmstrasse; Hassel, embajador en Roma, von Durcksen, embajador en Tokio, von Papen, embajador en Viena fueron llamados de regreso. En fin, el Ministerio de Economía se fundiría con los servicios del Plan Cuatrienal y reorganizado bajo la dirección de Funk" 111 .
Hitler se preparó para los nuevos desafíos 112 .
Conclusión: De intereses, conflictos y coaliciones
Al término de la SGM los vencedores instauraron el orden internacional liberal que, con modificaciones formales y transformaciones estructurales, ha pervivido hasta ahora. Este orden, respaldado en los equilibrios de fuerza de mediados del siglo XX, está sujeto a las tensiones derivadas de guerras en Europa, África, Medio Oriente y Asia.
Este panorama ha hecho pensar que los conflictos existentes pueden converger en una guerra total; una TGM que daría nacimiento a un nuevo orden internacional. En esta perspectiva, varios autores han destacado la similitud entre el escenario actual y el existente antes del desencadenamiento de la SGM, en la década de 1930.
¿Qué lecciones nos permite retener el análisis histórico?
La primera se inspira del adagio "los hombres hacen lo que dicen y dicen lo que piensan", aplicable también a los Estados. Los Estados orientan sus políticas en función del miedo, la riqueza o el prestigio y lo afirman de manera transparente.
Una segunda lección es que no todo conflicto deriva en una guerra mundial. En algunos casos, los órdenes regionales o el orden global tratan y resuelven las demandas sin poner en riesgo la vigencia de estos órdenes; la guerra del Chaco fue un ejemplo.
Los conflictos generales se desencadenan solo cuando varias potencias relevantes desafían el orden internacional, que no es capaz de resolver dichos desafíos. Para ello se requiere:
1) Que los Estados involucrados sean potencias con impacto global.
2) Que esos Estados asuman, con respecto al orden internacional vigente, posiciones revisionistas, expresadas en conflictos.
3) Que los Estados defensores del orden no puedan disuadir a los revisionistas.
4) Que los revisionistas crean que una acción coordinada, les permitirá superar a las potencias que defienden el orden vigente.
Para la SGM, estos requisitos se cumplieron en 1937. Desde trayectorias diversas, tres potencias relevantes (Alemania, Italia y Japón) entraron en conflicto con el orden de Versalles. Esos conflictos convergieron en un desafío sistémico cuya resolución fue bélica. La acción de los Estados desafiantes se dio a nivel de la estructura del sistema internacional, compuesto por Estados soberanos.
De allí la importancia de 1937; fue un momento doble:
Estas dos variables determinaron la SGM, y determinarán una eventual TGM.